martes, 21 de febrero de 2012

Los Goya, algo más que la noche del cine español.

Sin duda la “red carpet” española por naturaleza es la que acontece cada año, por estas fechas, con motivo de la entrega de los premios Goya.

Cada año y sobre todo desde que RTVE decidió emitirla sin publicidad, el número de espectadores ha incrementado considerablemente, más de cuatro millones de espectadores se sientan frente al televisor  para conocer de primera mano los grandes triunfadores del cine español. Pero sin duda, es su alfombra roja la que nutre los titulares más importantes para la prensa especializada.

Desde hace muchos años, mis amigos y yo, no nos perdemos detalle de la misma, especialmente para escudriñar, no solo los atuendos de los invitados sino los tratamientos previos que las estrellas del cine español se han realizado para tan magno evento.

Este año nos han sorprendido gratamente dos rostros, el de Belén Rueda y Cayetana Guillén Cuervoaunque no puedo dejar de mencionar a una  Leonor Watling, espectacular vestida de Miriam Ocariz. La otra cara de la moneda es sin duda para Victoria Abril no solo por su atuendo sino por un rostro cuyas proporciones han dejado de ser tan angulosas como antaño.

Si analizamos el rostro de Cayetana y el de Belén, casi podríamos decir que están “cortados por el mismo patrón”. En este caso ambas lucían una frente muy despejada y un contorno de ojos en el que a duras penas se podían visualizar finas arrugas de expresión. El tercio medio de la cara estaba bien proporcionado con un natural surco nasogeniano y unos pómulos realzados pero dentro de la prudencia. El tercio inferior destacaba por estar perfectamente definido, fruto, tal vez, de una adecuada estimulación de colágeno. Lucían, por tanto, un rostro en ”V” que aún resaltaba más gracias a los efectos del maquillaje.

En el caso de Victoria Abril y siempre bajo mi punto de vista, los pómulos estaban algo descendidos debido a que el arco cigomático no estaba especialmente pronunciado y por tanto visualmente la zona de la mejilla resaltaba por estar demasiado abultada. Su frente bien despejada, pero con las cejas algo descendidas no ayudaba a mostrar una imagen de rostro rejuvenecido, por contra el tercio inferior estaba perfectamente definido. 

Si corrigiésemos del rostro de Victoria la posición de sus cejas y acentuásemos su cigoma, los resultados serían realmente espectaculares, pues si hay algo que no podemos negar es que su rostro posee una belleza innata como pocos.

Finalmente, mi modesta opinión sobre la gala como apasionado del cine que soy: entretenida, divertida en algunos momentos pero muy mal conducida por una Eva Hache que cada vez lo hace peor, aunque también es cierto que los guiones podrían haber sido mucho mejores. El momento estelar, sin duda, el de el gran Santiago Segura.

El cine español aún tiene mucho que decir, no solo en cuánto a talento cinematográfico sino también en lo referente a la realización de galas de este tipo, que tratan de parecerse a Hollywood, pero la realidad es que no llegamos ni a ser sombra.

Lástima que una vez más el más grande de nuestro cine, Pedro Almodóvar, se quedase sin un "cabezón" como mejor director y película.

Sergio Fdez.

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